Director: Lic. Leopoldo Borrás
Núm.
27 2 páginas. 3 minutos de lectura. Día del Maestro Jueves 15 de Mayo del 2014
Comitán, Chiapas México
FUTBOL,
ENFOQUE SOCIOLÓGICO
¿DEPORTE?... ¿CULTURA?...
¿POLÍTICA?... ¿RELIGIÓN?...
- Para algunos es una forma moderna de darle pan y circo al
pueblo
- Para unos pocos es el gran negocio trasnacional
- La FIFA es más eficaz y tiene más países
miembros que la ONU
- Se ha convertido en un espectáculo de violencia dentro y fuera
de la cancha
- Un juego de pelota que debería servir para fomentar el trabajo
en equipo
POR LEOPOLDO BORRÁS
Porfirio Díaz, el general de Benito Juárez que se convirtió de héroe a dictador, tenía una fórmula que hasta la fecha es muy efectiva para mantener su conocido lema de “Orden y Progreso” que, por cierto, es el mismo que lleva la bandera de Brasil y que representa lo mismo: el orden social es primero y se tiene que lograr a como dé lugar y por eso en el país sede del torneo mundial de futbol el gobierno tiene un sistema centralizado del poder y con grandes problemas de pobreza y marginación como las conocidas favelas en el mismo Río de Janeiro.
Su desarrollo económico, aún con presidentes que han dado prioridad al abatimiento de la pobreza es relativo por ocupar el territorio más grande en la parte sur del continente americano y el mayor número de habitantes.
Dentro de poco más de un mes, su pobreza y la de muchos países en el mundo, incluido, por supuesto a México, pasará a ocupar un lugar secundario, quizás hasta el olvido pasajero, con la euforia de un deporte que se ha convertido casi en una nueva religión y esto en el sentido estricto pues en Argentina hasta hay una iglesia en honor del futbolista Armando Maradona.
Es un fenómeno sociológico pero en la nueva “religión” se adoran también a los casi “santos” Pelé, Ronaldiño, Cristiano Ronaldo, Neymar, Messi, Hugo Sánchez y Rafa Márquez. Y ha hecho su aparición también un hombre en el que los aficionados mexicanos, ante el Campeonato Mundial que tendrá lugar en Brasil, han puesto toda su fe y devoción: Oribe Peralta llamado “El hermoso” sin serlo nada más que para jugar el deporte más popular en todo el mundo y que hasta las mujeres juegan.
El futbol soccer también se ha convertido en arma política y por ello ahora también es muy fomentado interna y externamente por los estrategas de los gobiernos de Estados Unidos, donde generalmente el deporte nacional han sido el beisbol y el llamado “futbol americano” con una pelota de forma ovoide y con jugadores que son casi siempre de imponente musculatura porque la fuerza es el elemento fundamental para pelearse por la posesión con las manos del dominio de la pelota y donde es más importante el avance en la superficie del campo para hacer pasar con una potente patada el ovoide por lo alto de una portería abierta en la parte superior.
Ese interés de los Estados Unidos lo lleva ya a tener un “santo” Landon Donovan (que es su gran estrella y el mayor verdugo del futbol mexicano). Los estrategas de la política gringa se han dado cuenta de que hay que fortalecer siempre cada vez la dependencia de los países latinoamericanos para que sean solamente los consumidores de sus productos por lo que mantenerlos así es asunto vital para la economía de ese país que, por si fuera poco ha generado el triste problema de los migrantes latinos que huyen de nuestros países donde no encuentran trabajo y buscan realizar para ellos el “sueño americano de hacer y poseer riqueza” a como dé lugar y terminan vejados y muertos en su intento o son perseguidos y tratados por las autoridades gringas como delincuentes sin darse cuenta de que con su trabajo ayudan a crecer a la economía gringa. Y Canadá, vecino de los Estados Unidos de Norteamérica, ya lo entendió y pone el ejemplo: ahora abre sus puertas a más mexicanos.
Nada tontos los gringos se han dado cuenta de que el futbol es un fenómeno de cohesión, que permite ser utilizado para “alivianar” los grandes problemas sociales porque la catarsis (desahogo) que produce un partido de futbol llega a tener el efecto que en la época del imperio de Nerón en Roma para tener contento al pueblo afirmaba que hay que darle Pan y Circo refiriéndose a los estadios romanos donde, para diversión del pueblo, luchaban gladiadores hasta la muerte y, en su momento, se condenaba a morir a los cristianos en las garras y colmillos de leones hambrientos. Los cultos griegos, en cambio, asumían el deporte como expresión de su gran cultura de “Mente Sana en Cuerpo Sano” y lo celebraban como una ceremonia de altos contenidos religiosos y hasta místicos, actitudes semejantes a la de los mayas y aztecas (cuando vayan a Comitán, Chiapas, visiten las ruinas de Tenam Puente históricamente tan importantes o más que las de Palenque) pueden admirar en su centro ceremonial el famoso campo de Juego de Pelota que se jugaba con los brazos y las caderas para golpear una pelota dura y hacerla pasar con gran destreza por un pequeño orificio colocado en las paredes). Los griegos como los aztecas y los mayas consideraban tal juego como expresión del poder humano para convivir con el cosmos.
En Grecia, el Olimpo era un lugar sagrado. Ahí se celebraban el deporte del disco, la jabalina, las carreras de velocidad, el salto y la lucha cuerpo a cuerpo sin armas y servía tanto en su práctica como en la asistencia de los espectadores como una especie de ofrenda pero también para la llamada desde entonces “catarsis” para alimento del alma o de la paz interna del ser humano.
Pero en los “estadios” griegos el deporte iba siempre unido a la cultura y por eso se presentaban en el mismo evento, obras de teatro, danza y poesía en verso cantada y acompañada por un instrumento musical de cuerdas generalmente llamado Lira (de ahí proviene la palabra Lirico).
Se premiaba entonces a los deportistas y a los poetas por igual, pero no con los millones que ahora ya gana Oribe Peralta o Messi o Ronaldiño sino solamente con una rama de laurel que le coronaba en la frente mientras que el pueblo aplaudía y gritaba frases de júbilo y de reconocimiento.
Ahora en los estadios de futbol soccer predomina la violencia porque el mismo futbol se ha convertido también en un deporte donde los jugadores han perdido la noción de que no es un pleito ni una guerra de México contra Camerún o Brasil o Croacia o inclusive contra los Estados Unidos; son selecciones de jugadores de futbol que en el caso de nuestro país representan como tales a Mèxico y solo en un deporte. En una guerra nos representaría, por así decirlo, el Presidente de la República y las fuerzas armadas de tierra y aire, o sea nuestro glorioso Ejército Nacional y estamos todos los mexicanos mayores de 18 años obligados a defender nuestra patria. Pero un juego de pelota no es para tanto. Son jugadores de futbol en un JUEGO de pelota. Un juego, no una guerra, ni siquiera un pleito callejero.
Lo que sí es un hecho es que la FIFA (Federación Internacional de Asociaciones de Futbol) tiene más países miembros representados que la ONU, la Organización de las Naciones Unidas que desgraciadamente ha demostrado ser obsoleta y servir a los intereses del gobierno de Estados Unidos (no confundirlo con el noble pueblo de ese país) para mantener su hegemonía sobre todo entre los países menos fuertes económica y militarmente.
Antes de un juego profesional en los estadios de México, un niño con pocas palabras les recuerda que “JUEGUEN LIMPIO”. Es un momento muy emotivo y no dura más de 1 minuto y luego entrega a los jugadores la pelota para que la jueguen, pero más tarda en hacerlo que los jugadores en empezar a “jugar” a patadas, empellones, golpes con la cabeza, en las zonas bajas, en las rodillas, pisotones, jaloneos y toda clase de mañas mientras que los árbitros, en especial el central, corren para cuidar de que no hayan faltas que ameriten sanciones y los haya o no las haya grupos de porros en los graderíos donde se venden cervezas al por mayor se agarran a golpes todos contra todos y surge el “lenguaje florido” de las mentadas de madre y gritos de “¡Árbitro vendido” y el ya famoso “¡utos!”…así sin la p.
Mientras tanto, los mexicanos eufóricos aprenden en la televisión a gritar en las calles “¡NOS VAMOS AL MUNDIAL!” y sueñan: “¡VAMOS A GANAR!” y de manera desproporcionada le apuestan todo al nuevo ídolo mexicano: Oribe Peralta quien ya comprado (en pesos mexicanos a sabiendas de que en Europa ganaría en euros) por Televisa para que juegue en el equipo de esa televisora: el América…y “el hermoso” quizá tiene hasta pesadillas por todo el peso que le echan encima.
Hay que saber que el futbol en todo el mundo, es un negocio. Un negocio que deja grandes cantidades de dinero pero a los empresarios, mientras que la publicidad futbolera hace que muchos mexicanos dejen hasta de comer con tal de poder comprar un boleto para ver a sus equipos preferidos y para los políticos es un factor para mantener la paz social por aquello de la catarsis que causa el efecto de aquel “soma”, droga que era obligado que tomaran, para mantenerlos en paz y controlados, los habitantes de las ciudades del futuro (en gran parte ya llegó) que describió el escritor George Orwell (1903-1950) en su ya clásica novela titulada “1994” escrita un año antes de su muerte (1949) y llevada al cine con gran éxito o en la novela de Aldous Husley “Un mundo feliz” en cuya historia también se usa el mismo recurso para ser feliz todo el tiempo a fuerza de consumir esa droga que en realidad les ha carcomido todas las neuronas cerebrales y obedecen a todo. Ambas novelas se adelantaron así a los gobiernos autoritarios de la posguerra que controlan a los pueblos con recursos extremos para someterlos por la fuerza…o se fomenta el paternalismo para que se conformen con migajas que los políticos reparten de manera populista para comprar así el voto de los ciudadanos que los reciben y no se rebelan porque ya están medio muertos de hambre. Y si lo hacen rápidamente se copta (se convence con dinero) a sus líderes salvo que fuerzas extranjeras intervengan directa o indirectamente para proteger otros intereses y que los gobiernos constituidos lo permitan. CORREO LIBRE Newsletter. 
