A las hermanas y hermanos de nuestra Diócesis y a quienes tienen hambre y sed de justicia:
Los Presbíteros de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, reunidos con ocasión de un periodo de estudio, en comunión con nuestros obispos, al enterarnos de la liberación de otros 15 indígenas acusados de ser autores del asesinato de 45 hermanos tsotsiles en Acteal, cuando hacían oración por la paz, el 22 de diciembre de 1997. Nos unimos a la comunidad de Acteal y a los familiares de los asesinados. Una vez más, escudándose en las irregularidades de un proceso jurídico, la Suprema Corte de Justicia declara inocentes a quienes los familiares de los asesinados han reconocido como culpables con pruebas evidentes. Vemos con dolor cómo no es escuchado el clamor de quienes piden justicia, y se maneja la ley a conveniencia.
No podemos quedarnos callados como agentes de pastoral ante este hecho. Nos unimos a la indignación, grito y clamor de justicia de la comunidad de Acteal, de familiares, amigos y conocidos de las víctimas, que se quiere ahogar y acallar.
Por eso hacemos nuestros los sentimientos de dolor de nuestros hermanos que ven burladas una vez más su esperanza y confianza en la justicia de este mundo.
El monumento a la infamia levantado en el corazón de Acteal, seguirá siendo el grito desgarrador que clama justicia y no es escuchado.
Con el apóstol Santiago decimos: “Hablen y actúen como quienes van a ser juzgados por la ley de los hombres libres. Será despiadado el juicio del que no tuvo piedad. La piedad triunfa del juicio” (Santiago 2, 12-13).
Por otra parte, con nuestros obispos, nos unimos a la denuncia de la amenaza de muerte a nuestro hermano presbítero Eleazar Juárez Flores, párroco de Chicomuselo, quien en una clara y decidida opción por los pobres, se ha unido al rechazo justo de la comunidad de Chicomuselo a la reapertura de la mina de BARITA en la comunidad La Grecia, por los efectos nocivos que provoca.
Cuenta con nuestra solidaridad y decidido apoyo de hermanos en el sacerdocio y lo animamos en medio de las amenazas y persecuciones a permanecer al lado de los que luchan por sus derechos a una vida digna y sana. El Evangelio y nuestro Sínodo nos invitan a una clara y decidida opción por los pobres, teniendo como modelo a Jesucristo nuestro Señor.
A las autoridades del gobierno del Estado les recordamos su compromiso de velar por el bien del pueblo, y no olvidamos su palabra dada públicamente de no permitir la reapertura de esta mina de la compañía canadiense Blackfire.
Queremos decir a los hermanos de Acteal y de Chicomuselo: Sigan firmes en su fe en Jesucristo, camino verdad y vida. Ustedes no están solos. Dios camina con ustedes en sus luchas por la justicia y la verdad. Así, están siendo luz y esperanza para quienes son víctimas de la injusticia y la impunidad. Nosotros, Obispos y sacerdotes, nos solidarizamos con ustedes.
Atentamente
Mons. Felipe Arizmendi Esquivel Mons. Enrique Díaz Díaz
Obispo de la Diócesis Obispo Auxiliar de la Diócesis
Sacerdotes de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, Chiapas.