Leopoldo Borrás
semana santa
en yayagüita
movimiento cultural «cosmos
xxi»
ediciones marginales méxico,d.f. 2014
Dejando que la muchedumbre tomara la decisión de si Jesús debía
o no morir en la cruz,
Poncio Pilatos le condenó a muerte, obligándole
a cargar la cruz hasta la colina del Gólgota donde fue crucificado.
En 1620, Rubens pintó su obra “Cristo en la cruz”
situándole entre dos ladrones.
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Las ediciones
marginales del
movimiento cultural «cosmos XXI»
demuestran que se pueden hacer libros al
alcance del pueblo
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diseño gráfico:
arq. nadia borrás markovic
1ª. edición:
semana santa del año 2007.
2a. edición (digital): semana santa del año 2013
3a. edición (digital): semana santa del año 2014
movimiento cultural «cosmos XXI»
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ediciones marginales
méxico,d.f. 2013
prólogo
En yayagüita la semana
santa es una fiesta, la feria
anual que se celebra debajo de una
gigantesca y vieja ceiba o pochota en medio de mis amados ríos, uno de agua
caliente y otro de agua fría que, unidos, van conformando el poderoso afluente
del río grijalva o grande del estado de Chiapas en el sureste mexicano y
los cuales tras una brillante serpentina
de espejos pasan bramando por un
subterráneo hasta llegar al golfo de méxico donde se convierten en mar para
iluminar todo el universo
algún día regresaré aunque sea reencarnado en filín (diminuto pez bagre o pez gato del río caliente) o en
macabín (pez carnívoro del río frío) o
quizá como una voz implacable exigiendo justicia para mi pueblo
solamente se guarda el día viernes santo, más
que como devoción como tregua para
seguir
las grandes celebraciones llenas de aguardiente o
trago y de baile popular con marimba
la
estructura como soneto del poema religioso “A Cristo
Crucificado” de autor anónimo me pareció siempre inalcanzable
tanto como lo fue para
el poeta mexicano tan místico que fue Amado Nervo después de leer
“Imitación de Cristo” cuando declaró su impotencia para imitar a Jesús y escribió al
autor de esa obra maestra, el culto sacerdote español Fray Kempis: “Ha mucho
tiempo que vivo enfermo…ha mucho tiempo que vivo triste…y es por el libro que
tú escribiste”
acerca
del soneto al cual rendimos homenaje y que aparece en la página 3 en esta obra marginal, la enciclopedia Encarta dice lo siguiente
“A
Cristo crucificado”, soneto anónimo, también conocido como No me mueve,
mi Dios, para
quererte”, el más difundido de los sonetos religiosos escritos en español
y que para el crítico Marcel
Bataillon es “el más ilustre soneto de
la literatura española”
«Apareció
por primera vez en la Vida del espíritu para saber tener oración con Dios de
Antonio de Rojas, en 1628, y más tarde
el predicador mexicano Miguel
de Guevara lo
incluyó en Arte doctrinal y modo general para aprender
la lengua matlazinga (1638)
“Aunque es anónimo,
desde su aparición críticos eruditos
han atribuido esta composición a san Ignacio de Loyola, santa Teresa de
Jesús, Pedro Reyes, Lope de Vega, fray Miguel de Guevara y tantos otros, pero
nadie ha aportado pruebas concluyentes. Incluso se discute la época de
redacción y su origen: italiano, latino, francés, portugués. El carácter y contenido de este soneto es
místico y en él se expresa con gran intensidad el amor a Cristo crucificado”
1
en tal sentido, la misma fuente define el nombre
de «Cristo»
que se dio a Jesús
de Nazareth y con el cual se conoce a quien encabezó ese gran movimiento social y religioso que hasta la fecha inspira
a movimientos sociales que luchan contra la pobreza, contra
la injusticia social, contra el
neoliberalismo, contra los
pueblos oprimidos y saqueados pero
también
contra
el culto al dinero, al poder, la farsa,
la corrupción, la mentira y la traición
Jesús de Nazaret fue conocido
con diversos sobrenombres como el de “Nazareno” (por el lugar donde se ubica su nacimiento),
pero el de Cristo fue una de las muchas traducciones que se hicieron del verbo
hebreo como se dice en la enciclopedia citada aquí
y que dice al respecto
“Cristo, término
griego empleado en la versión helena
del Antiguo Testamento para traducir diferentes formas del verbo
hebreo mashaj, ‘ungir’ (más frecuente en su forma
nominal mashiaj, ‘el ungido’, de donde proviene
la palabra ‘mesías’). La concepción hebrea
del ungido
o entronizado proviene de una antigua creencia
mágica que establece
que untar a una persona u olear un objeto con aceite otorga cualidades extraordinarias, incluso sobrenaturales
“En el Israel de la antigüedad, la
costumbre de ungir a una persona otorgaba la potestad para ejercer algún cargo importante.
El término Cristo
no sólo se utilizaba con los sacerdotes (Leví. 4,3)
que eran mediadores entre Dios y la humanidad, sino también con los reyes teocráticos (1 Sam. 2,10) que eran representantes de Dios y adquirían de esa forma dignidad sacerdotal. Más tarde se aplicó a los profetas (1 Re. 19,16)
e incluso se vinculó con los patriarcas (Sal.105,15)
“Sin embargo,
en la evolución del concepto
mesiánico, el uso del término se restringió al redentor y
restaurador de la nación
judía (Sal. 2,2)
«En el Nuevo Testamento, la
palabra Cristo se utiliza
como nombre común
y
como
nombre propio. En ambas acepciones
aparece con o sin artículo definido, en solitario o asociada a otros
términos o nombres. Cuando se usa y, muchas
veces, en los otros casos, designa a Jesús de Nazaret, el esperado mesías de los judios”
en esta
edición marginal se rinde homenaje a la perfección poética del soneto (que
siempre ha sido un reto en la creación poética) con la reproducción en
la página siguiente del soneto religioso más famoso escrito en lengua española
con su puntuación original y letras altas y bajas
2
A Cristo crucificado
(Autor
anónimo)
No me
mueve, mi Dios, para quererte,
el cielo
que me tienes prometido;
ni me mueve el
infierno tan temido
para dejar por eso
de ofenderte.
Tú me mueves,
Señor; muéveme el verte
clavado
en una cruz y escarnecido;
muéveme ver tu cuerpo
tan herido;
muéveme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor , y
en tal manera,
que aunque no hubiera cielo
te amara
y aunque
no hubiera infierno te temiera.
No tienes que me dar porque te quiera;
pues aunque cuanto
espero no esperara,
lo mismo
que te quiero te quisiera.
3
un poema de leopoldo borrás:
semana santa en
yayagüita
primera parte
el
dios que no sabía ser dios
lleno de miedo lloré
muchas veces
con solo ver
su doliente rostro
la sangre escurriendo en su frente
el
soldado romano impío
con su lanza hiriente
acelerando la muerte del ungido
horadando
aquel cuerpo desnudo
coronado
burlonamente de espinas
esquelético
con negras barbas
de
sudor sanguinolento empapadas
en
la cruz
manos y pies perforados
el
rictus de dolor en sus resecos labios
me daba miedo y lloraba
mi madre
me decía
“no seas bobo, es tata
dios”
y
lloraba más por aquel dios
que no sabía ser dios
por el
gran poder de dios
el
suplicio mortal
que ni la catalepsia del mago del circo
cuando llegaba
al pueblo cada año
podía
evitar
4
segunda parte
un
niño flaco y entelerido como dios
¡no sean malos!
suelten a tata dios
que
lo cure mi madre
que le ponga
tepezcohuite
compresas de malva
y
que llorando le diga
como me dice a mí
cuando tengo fiebre
“no llorés cositía
te vas a poner bien”
“ya pasó”
“ya pasó cositía”
pero
nadie me hacía caso
y
me daba rabia por
ser un niño
flaco
y entelerido como dios
sin fuerzas para bajarlo de la cruz
“calláte
estamos en la iglesia
y
ya va
a hablar el padre nati”
decía mi madre
jalándome las orejas
5
tercera parte
semana
de duelo o fiesta pagana
al salir del templo
la
feria en su apogeo
revueltos sonidos de altavoces
música
ranchera
confesiones macabras
de la mujer araña
por desobedecer a su madre
el
mago del circo enterrado vivo
la rueda de la fortuna
el
chingolingo en paño verde
y
dados cargados de ocho caras
con mágicas
figuras de la lotería
la muerte
el
diablo
la escalera
para bajar al averno
y
escupir las calaveras
el
borracho sin camino
el
valiente retando su destino
los
caballitos polícromos
cabalgando en infinitos
círculos
tiendas de dulces encurtidos
con sabor a mosca
caramelos de miel virgen
la dulce y mágica taberna
que adormece el cuerpo
pero no la mente
6
rústicos juguetes
de madera
palomas de latón agitando sus alas
ante el loco regocijo
de mi primer trepatemico
niñas
bonitas con vestido
largo
hurañas
lame que lame su paleta de hielo
todos estrenando
ropa
para
el bailongo de la noche
y
el loco del pueblo en plena feria
travieso sátiro
gozando
enseñaba
su pene a las señoras
7
cuarta parte
nada
para la aflixión del alma
la
semana santa entre dos ríos
era fiesta
pagana y quien trabajara
se convertía en pez con dos colas
y
lo decían las beatas
se
acababa y
se acababa
el trago
cuando llegaban
los entierros
de los bravucones
muertos a balazos
o entre las chispas de los machetes
porque una feria sin sangre
no era feria
y el sábado de gloria no bastaba
el domingo era para bañarse desnudos
en la junta donde los ríos se hacían uno
donde poco a poco la euforia
se diluía en la cohabitación transparente de los ríos
que arrastraban los dimes y diretes
otra vez la
aparente calma diaria
y
las noches de sufrimiento
fiebres intermitentes
curanderas
remedios caseros
pero
nada para el flato
la eterna aflixión del alma
8
quinta y última parte
¿hay
que ser dios para aguantar tanta ignominia?
la imagen del crucificado
de sus heridas
de su sed infinita
de su piel morateada a latigazos
y de la divina madre dolorosa
viendo a su agonizante hijo
llorando a gritos desgarrados
amorosa como la mía
otra vez las calladas noches
el persistente insomnio
las mismas visiones fantasmales
y una sola pregunta
ante el horror de las alucinaciones
que no se iban con la feria
¿hay que ser dios
para aguantar
dolores y escarnios tantos?
9